Testimonio de Mirna Cortés

Cuatro de mis hermanos fallecieron: una mujer y un hombre por cáncer de mama, un hombre por cáncer de próstata y otro por diabetes pero diagnosticado poco antes de su fallecimiento con cáncer de mama. Cuando supe que otra de mis hermanas tenía cáncer de mama, me asusté más de lo que ya estaba; fui a revisarme, llegué a FUCAM y en ese momento la mastografía no presentaba hallazgos, dejé de ir anualmente porque no podía pagar las consultas y las mastografías subsecuentes.

En mi clínica del IMSS tardaron en empezar a hacerme las mastografías porque aún no cumplía los cuarenta, edad que marcan los procedimientos médicos generales para empezar a hacerlas. Así que no llevé un seguimiento a pesar de mis antecedentes familiares.

Siete años después empecé a sentirme rara: cansancio, sensación de fiebre, pero al tomarme la temperatura todo parecía estar bien. La doctora del IMSS me decía que era porque entraba en la menopausia. Sin embargo de la nada me invadió el miedo y a pesar que en el IMSS los resultados de las mastografías eran normales, yo estaba muy inquieta. No tenía ni seis meses que me habían hecho la última mastografía en el IMSS cuando un octubre de 2019, pasando por un parque vi una unidad para mastografías de FUCAM, dudé pero me decidí a realizarme el estudio. No había gente, todo se puso a mi favor.

El resultado tardó ya que era patrocinado por la Alcaldía Coyoacán. A finales de diciembre me llamaron de la Alcaldía, “¿puede venir mañana? Le abriremos un espacio para llevarla a FUCAM ya que deben hacerle otro estudio”, por supuesto acepté. Ya en FUCAM, en un día me hicieron dos o tres estudios más, me di cuenta de estaba agarrada de mi miedo para no caer, sentía mariposas en el estómago tratando de salir por mi garganta, atorándose, haciendo una bola de emociones. Poco tiempo después me realizaron una biopsia… carcino ductal infiltrante etapa inicial BIRADS 5, eso se traduce en urgente.

En FUCAM me hicieron una mastectomía bilateral y ooferentomía bilateral, así como la primera etapa de reconstrucción. No fue necesario aplicarme quimioterapia ni radioterapia, sin embargo estoy con tratamiento hormonal con Anastrozol por cinco años. El medicamento lo debo tomar todos los días por ese periodo de tiempo; ha hecho estragos en mi cuerpo ya que tengo dolor articular, muscular y de huesos todos los días, a veces es intenso y debo recostarme; también tuve pérdida de cabello pero afortunadamente paró. Debo proteger mi piel con bloqueador solar y no estar mucho tiempo cerca de las fuentes de calor ya que la piel me duele y arde.

En Fundación Cima me han cobijado y orientado, las terapias psicológicas son fundamentales para sanar la mente de una forma adecuada.

No todas las pacientes tenemos el mismo tipo de cáncer de mama, por tanto, la cirugía no es la misma, ni tampoco el tratamiento, mucho menos los mismos síntomas. Existen muchos factores para determinar que cada paciente somos únicas y por tanto nuestros tratamientos pueden ser diferentes. Debemos estar en revisión con los oncólogos constantemente, ellos nos mandarán hacer estudios para verificar que todo vaya bien, y si no fuera así, ofrecer otro tratamiento que nos ayude.

A pesar que han pasado muchos años del fallecimiento de mis hermanos, se me llenan los ojos de lágrimas, ellos no tuvieron la oportunidad que yo tengo de haber detectado el cáncer de mama oportunamente, yo sé que puedo tener una mejor calidad de vida. El miedo me ha acompañado y ha sido mi aliado, sin él no hubiera tenido el coraje para hacerme la mastografía en el camión móvil de FUCAM y en este momento mi historia sería otra.

No conoces tu fortaleza hasta que se te fragmenta, pero puedes unirla y no necesariamente ser la de antes… puedes ser una la mejor versión de ti.

      Mirna.

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