Testimonio de Martha Carrizales Patiño

El 13 de diciembre de este año estaré cumpliendo 11 años de sobrevivencia de un cáncer llamado Carcinoma Ductal Infiltrante en 2ª etapa. El sólo hecho de mencionar cáncer en una oración ya suena alarmante y ahora, después de todos estos años, les puedo decir que ese nombre tan largo también equivale a un largo proceso para erradicarlo de mi cuerpo, en el que atravesé por una mastectomía del seno derecho, 12 quimios y 25 radiaciones.

Muchos sentimientos se agolparon en mi mente, en todo mi ser. La incertidumbre, el dolor y la soledad, sólo quien padece la enfermedad la vive experimentando el malestar diario que causa, en ocasiones, estas sensaciones y sentimientos se vuelven la única compañía.

Después del impacto inicial me fijé una meta poderosa: este cáncer no me va a matar, no iba a ser más grande que mi fe en Dios, ni más grande que mis ganas de vivir. Eso me dio la tranquilidad para acercarme cada día, con un paso más hacia la meta, confiando en lo que Dios dispusiera.

Durante la cirugía todo estuvo bien, pero cuando me aplicaron la tercera quimio me puse muy delicada y pasé por una experiencia que hoy puedo definir como una segunda oportunidad de vida. Por eso ahora cada momento es de gratitud constante, literalmente he tenido más de una segunda oportunidad de vida, un segundo chance de rectificar acciones y actitudes. Para mí es imposible hacerlo de otro modo, ahora puedo decir que cada vez que agradezco genero más salud, más felicidad y más abundancia espiritual

Creo en el poder de la fe y confió en mi fuerza, mi creatividad, mis capacidades y en mis sueños, he comprobado que lo que le diga a mi mente se replicará con fe en mis células. En el mes de abril de 2018, me dijeron una frase muy sabia: “La vida se encoje o se agranda en proporción a la valentía de cada quien”. Las pruebas de la vida hay que enfrentarlas con valor y actitud, no con miedo.

Sólo los valientes logran triunfos sobre las duras pruebas de vida, aunque paradójicamente durante esa lucha por la victoria se pueda perder la vida. La valentía te lleva a vencer y triunfar, porque el trabajo y las decisiones de cuidado son diarias. Fue una travesía larga, con días difíciles y otros todavía más difíciles, y mi familia fue y es el motor más importante.

Ahora enfatizo mis energías en vivir, agradecer y compartir la vida como una mujer valiente que le plantó guerra al cáncer, porque lo venzo y triunfo cada día que pasa ¡porque elijo vivir!

Martha

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